Participar en el programa Punto Final, de MMV Televisión, conducido por mi amigo Sócrates Campos Lemus, fue invaluable oportunidad de compartir algunas reflexiones puntillosas.
A partir de la convicción que, salvo deshonrosas excepciones, los políticos son genialmente perversos más que inteligentes, a mi juicio, gobernar Oaxaca no es difícil, menos imposible.
Y no lo es por la simple y sencilla razón que al igual que los borrachos, los políticos no comen lumbre, hecha excepción de los fanáticos fundamentalistas marxista-leninistas o mesiánicos.
Además, como parte de su condición humana, al igual que todos los seres humanos, los políticos institucionales y los enemigos del sistema, tienen un precio y terminan vendiéndose.
En la sabiduría del viejo sistema político mexicano aprendimos que en el ejercicio de la política todo lo que cueste dinero por mas alto que sea el precio a pagar siempre saldrá más barato.
Asimismo, en política no hay perro sin dueño ni caballo sin jinete. Los grupos que actúan en Oaxaca, incluyendo a los activistas y milicianos, tienen el fierro de algún establo en las nalgas.
Y los dueños de los establos políticos en Oaxaca, no son otros que los seis ex gobernadores vivos: Jesús Martínez Álvarez, Heladio Ramírez López, Diódoro Carrasco Altamirano.
Dueños de otros establos, son José Murat Casab, Ulises Ruiz Ortiz y, por supuesto, el propio gobernador saliente Gabino Cué Monteagudo, aunque éste tenga el fierro de Diódoro.
Sin exagerar ni especular, por el contrario, con base en reportes de inteligencia, podemos afirmar que en todos los conflictos de Oaxaca aparece la mano negra de los ex gobernadores.
Además, los más de 500 dirigentes de organizaciones sociales, sobre todo, los más radicales, tienen abiertas carpetas de investigación y órdenes de aprehensión pendientes de ejecución.
Por tal motivo, Alejandro, no debe olvidar que en última instancia el Estado tiene el monopolio legítimo de la fuerza para hacer respetar el Estado de Derecho y las leyes que de éste emanan.
Sin embargo, la sabiduría del viejo sistema político mexicano establece que antes de romper el hocico al perro o a la jauría suelta, indispensable es exigir a su dueño que les amarre.
Sin inteligencia y humildad y con voluntad política, pero sobre todo con los pantalones bien fajados y una alta carga de testosterona, no es difícil, menos imposible, gobernar Oaxaca.
La legitimidad de origen del gobernador electo se fortalecerá en el ejercicio del poder con la promulgación de una Ley de Amnistía que beneficiará a políticos presos por delitos no graves.
Ante esta singular realidad económica, política y social, con evidente visión y sensibilidad, el gobernador electo Alejandro Murat, se ha empezado a reunir con los ex gobernadores.
Es público, porque él mismo Alejandro ha difundido en las redes sociales, a través de su cuenta de Twitter, que se ha reunido ya con Heladio Ramírez López y Diódoro Carrasco Altamirano.
Si descontamos que está en contacto con Gabino Cué por el proceso de transición, y que Chuchín apoyó su campaña como candidato a gobernador, solo le faltaría reunirse con Ulises.
La noche del pasado sábado, durante la boda de la hija de nuestros amigos Jaime Larrazábal y Eva Escárraga, comprobamos, una vez más, que, gracias a Dios, no hay periodista sin suerte.
Charlamos con Ulises Ruiz Ortiz, quien aseguró estar en la mejor disposición de reunirse con Alejandro, pues afirma no tener ningún problema con su papá, menos con el gobernador electo.
El último gobernador priista antes de la primera alternancia, de viva voz, deseó el mayor y mejor de los éxitos a Alejandro, “porque si le va bien a él y a su gobierno le irá bien a Oaxaca”.
Sin embargo, Ulises, fue muy claro al señalar que otorgar el beneficio de la duda a Alejandro Murat está condicionado a que meta a la cárcel a Gabino Cué y a su pandilla de corruptos.
Dada la decisión de Ulises de apoyarle, el gobernador electo Alejandro Murat tiene allanado el camino para seguir empedrando el camino que permita hacer realidad El Milagro Oaxaqueño.
Dada la decisión de Ulises Ruiz de apoyarle, quien se comprometió a darnos una entrevista exclusiva, Alejandro tiene allanado el camino para empedrar el camino del Milagro Oaxaqueño.
No falta razón, pues, menos sensibilidad y visión, al mandatario electo, al reunirse con los ex gobernadores, porque aunque éstos ya bailaron, jamás aceptarán sentarse y dejar bailar a otros.
En términos prácticos y pragmáticos, ello implica, necesariamente, compartir de manera corresponsable, no todo el poder, pero sí espacios en la política y la administración pública.
Una solución real a los conflictos políticos generados por los ex gobernadores en materia educativa, salud, agraria y municipal, son los gobiernos de composición, plurales e incluyentes.
Para sumar y multiplicar apoyos a su gobierno, dada su sólida formación de abogado, en un acto de estricta justicia política distributiva, Alejandro Murat, debe dar a cada grupo lo suyo.
Y lo que corresponde a los grupos de los ex gobernadores debe darse en función de su peso político específico, es decir, cuál es su fuerza real y qué representan local y nacionalmente.
En otras palabras, cuántos votos garantizan dichos grupos en materia de rentabilidad político-electoral a favor o en contra del PRI-gobierno en víspera de las elecciones de 2017.
Uno de los mayores retos de Alejandro Murat es recuperar la gobernabilidad y la gobernanza perdida, nunca es tarde, pero hacerlo requiere negociar y dar lo suyo a los ex gobernadores.
El gobernador electo que en unos días más se convertirá en gobernador constitucional está doblemente obligado a actuar con visión de estadista pensando en las nuevas generaciones.
Por supuesto, no debe dejar de pensar en las próximas elecciones presidenciales de 2018, es más, está obligado ha hacerlo por la amistad con los Enriques Peña Nieto y Ochoa Reza.
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