Oaxaca, Oax.- Septiembre ha resultado un mes lleno de luto y destrucción en México; en un principio, los embates de los huracanes habían puesto en jaque a nuestro país; sin embargo, los terremotos del 07 y 19 de septiembre, así como sus constantes réplicas, han provocado una gran devastación, principalmente en la zona sur del país y en el centro de México.
Cientos de muertes así como en la destrucción de más de una veintena de edificios, es el saldo de una serie de catástrofes que nadie esperaba, pero pudo haber sido peor, y estas fueron considerablemente menores a lo que sufrió Ciudad de México en el sismo de 1985, el más mortífero en su historia.
Aunque las regulaciones de construcción de la capital mexicana son consideradas de las mejores del mundo, hay fallas en el cumplimiento, de acuerdo con académicos, oficiales e inspectores de obra.
La revisión de construcciones ha quedado en manos de una red de ingenieros o arquitectos que son contratados y pagados por los desarrolladores inmobiliarios y por las constructoras, lo que genera conflictos de interés que pueden socavar hasta los mejores estándares.
Así que las regulaciones de construcción más estrictas, el uso de diferentes materiales para la construcción y un conocimiento arraigado entre el público de la importancia de la resistencia sísmica sin duda resultaron en que la devastación fuera menor, con poco más de 300 muertos en todas las zonas afectadas y unos 40 edificios colapsados en la capital.
Pero quizá lo que realmente salvó a esta zona metropolitana de 21 millones de habitantes, al menos parcialmente, fue la suerte.
El terremoto de 1985 fue de una magnitud casi 30 veces mayor que la del 19 de septiembre y derrumbó edificios residenciales, hoteles y oficinas, con más de 10.000 muertos.
Mientras que el sismo del martes pasado, tuvo un epicentro cercano a la capital, golpeó con más fuerza edificios más bajos y, por ende, menos poblados, y provocó así menos muertes.
La expectativa continuará mientras la actividad sísmica no cese y pueda brindar un panorama real del impacto de estos fenómenos, en una de las urbes más pobladas del planeta.