Oaxaca, Oax.- El 15 de noviembre, como lo marca la ley, el ejecutivo estatal rinde un informe de labores y con certeza dará ante la ciudadanía, los pormenores del estado que guarda la administración pública a su cargo. Éste será el II informe e inicia el segundo tercio del sexenio, 2016-2022. En su mensaje se dará cuenta de lo que se ha hecho y de lo que falta por hacer, en el marco del Plan Estatal de Desarrollo, de sus objetivos y sus estrategias.

Nadie ignora que la pobreza, el rezago educativo, en salud, vivienda y otros, no se habrán de solucionar en el corto plazo. Los problemas del estado son muchos y variados. No pueden resolverse por decreto ni de un plumazo. Sin embargo, es compromiso del representante del Estado, es decir, el ejecutivo, asumir la responsabilidad de ir sorteando todos los escollos, a fin de responder a las expectativas ciudadanas y a las promesas que se hicieron en campaña.

Hay dos temas que laceran duramente a la sociedad oaxaqueña hoy en día: el tema de la seguridad pública y la pobreza generalizada que se refleja en una descapitalización económica. La primera está de manera indirecta concatenada con la otra. Las inversiones que ha promovido el gobernador habrán de generar riqueza y circulante. Pero para ello habrá que dar un clima de seguridad y paz a los inversionistas. Me pregunto: ¿algún inversionista se atrevería a arriesgar su capital en carreteras de cuota a sabiendas de que hoy es un grupo y mañana otro, los que cobran el peaje? ¿O con preocupantes estadísticas de homicidios dolosos?

Por ejemplo: se reiniciaron los trabajos de la carretera a la Costa. Me mostraron fotos de un mega-túnel que está prácticamente concluido. Pero grupos y organizaciones están con la amenaza de bloquear los trabajos para sacarle dinero al gobierno. Hay razón en quienes piensan que las carreteras de Oaxaca son las más caras del mundo. Sólo en pagos para paliar el chantaje se invierte más que en la obra en sí. Eso no es libertad de expresión. Es una burda extorsión.

Hay pues vicios demasiado arraigados que por el bien de todos se deben extirpar. Oaxaca jamás podrá salir del marasmo en tanto se sigan permitiendo esas canalladas. La industria del chantaje debe terminar. Es necesario mantener firme el timón de la gobernanza. Sin Estado de Derecho no hay paz social ni desarrollo.

Y cada día siguen apareciendo membretes. Sólo en los últimos seis meses he contado al menos veinte. ¿Por qué? Porque la falsa lucha social es un gran negocio. De seguir esta dinámica de darles recursos públicos hasta que se harten, ello implica condenarse a la ignominia y al atraso perpetuos. El diálogo debe mantenerse, sin soslayar que la ley es el eje de las instituciones y el Estado. Lo demás es fantasía. (JPA)