El Tribunal Estatal Electoral parece condenado al demérito total. Conocidos los dictámenes a modo y actos de corrupción para torcer la actuación de los magistrados, ahora evidencian totalmente la supeditación de esta instancia a los partidos políticos. Nada de autonomía o visos de una institución libre, ciudadanizada, que pudiera defender los intereses de los votantes no los de los dueños de los partidos políticos.
Antes de conocer la trayectoria pública de la nueva magistrada del TEE, Elizabeth Bautista Velasco, por su calidad de dama, por aquello del beneficio de la duda y presuponiendo aquello de que las mujeres son menos propensas a la corrupción y al escándalo público, preconcebí que llegaría a darle a ese Tribunal un sentido de independencia y honestidad. Oh sorpresa. Encuentro todo lo contrario.
Hoy que muchos servidores públicos intentan no ser criticados e invocan las nuevas leyes que tienen la intención de acallar la libertad de Prensa, vale decir que están equivocados los que arguyen que hay una separación entre vida privada y vida pública. La ética del poder exige una vida privada más pública que la de cualquier ciudadano. En los hechos, las deshonestidades se hacen en la vida privada.
Por eso vale fustigar la doble moral del partido Morena que, por un lado, pregona la no mentira y no a la corrupción, pero por el otro, hace lo contrario. Aunque en el Senado de la República donde domina la mayoría pejista, simularon una invitación pública y se inscribieron muchos juristas aspirantes a la magistratura que dejó vacante el PANistaVíctor Manuel Jiménez Viloria, al final impusieron a la Morenista Elizabeth Bautista. Desde el lanzamiento de la convocatoria hubo engaño para los más de 20 aspirantes porque creyeron en una selección sin favoritismos. Después de toda la faramalla escogieron a una de su mismo partido, el Morena.
Con la evidente ventaja que le dio ser consejera en el Instituto Estatal Electoral donde defendía abiertamente los colores del partido de El Peje, fue asignada magistrada del TEE donde suple a Jiménez Viloria quien, también, preservaba los colores del PAN. Para eso son orientados los magistrados, por encima de la supuesta autonomía de este tribunal sometido.
Cuando se dice que en la función pública los funcionarios tienen que ser, no solo parecer honorables, recordamos que la nueva magistrada asume tal dignidad con un antecedente penoso. En el expediente 437/2014 es acusada por su conyugue por una supuesta infidelidad matrimonial y dicen que ha perdido la custodia de sus hijos. Me informan el caso se sigue ventilando en los tribunales, pero no solo eso, tiene abierto otro expediente, el 1/2015, contra su ex cónyuge de apellido Gabino Hernández a quien acusa por supuesta violencia intrafamiliar. Despierta suspicacia, me dicen, el hecho de que su abogado en este caso, de nombre Alejandro Salvador Cruz, también haya sido asesor de Gustavo Meixueiro, presidente del IEEPCO. Eso le provocó sospechas de tráfico de influencias o uso de recursos públicos para un asunto familiar.
Podrán alegar que se trata de un asunto privado, podría ser, pero no es el único caso que pone a Elizabeth bajo la lupa cuando llegue la hora en que firme algún dictamen con su nueva toga y birrete. En el mismo Instituto Estatal Electoral revelan sus ligas con Daniel Pérez Montes otro Morenista de hueso colorado. Trabaja para este partido como experto en temas electorales y dicen que es el artífice de su llegada a la magistratura. Aquí surge la duda ¿a que intereses servirá como magistrada? Seguramente a los del Morena.
Este tipo de operaciones hacen ver con certeza que el TEE está supeditado a los intereses de la partidocracia y echan a la basura la supuesta “honestidad valiente”.