Vaya chasco que se llevó Germán Espinosa que muy orondo llegó a la Secretaría de Administración y de inmediato comenzó a despedir directivos. Le pidió su renuncia al director de Patrimonio y al encargado de compras gubernamentales para poner en su lugar a quienes lo acompañaron en su caótico paso por el COBAO.
Pero, desde muy arriba, le dijeron que no. Que solo le dieron el cargo de secretario, pero que los cambios no se deciden en el edificio uno de Ciudad Administrativa, sino en otro lado y, pues con la pena, sus amigos tuvieron que esperar y quedarse sin el empleo al que habían renunciado para irse a Administración.