Dice el maestro Rafael Cardona que hay una extensa y rentable industria de la protesta. Su principio rector es que “el que no llora, no mama”. También dibuja una similitud:

“Usted es el CEO (siglas en inglés del Chief Executive Officer) de una industria rentable. Consiga un grupo de mexicanos que viva en la miseria y que pueda movilizar a las capitales estatales y del país. Preséntese como un ‘líder social’ que busca la justicia. Obtenga el financiamiento para la movilización. Proceda a organizar la protesta, lo más escandalosa posible para atraer la atención de los medios. Presione a los funcionarios que tengan la autoridad de darle la recompensa buscada. Negocie a cambio de desmantelar el conflicto.

“Cuando obtenga su objetivo, termine la protesta, pague sus deudas, premie a sus lugartenientes cercanos y quédese con una tajada. El resto, repártalo entre los pobres movilizados. Proceda a planear su siguiente operación”.

Así se mueve la industria del chantaje político del que viven más de 350 organizaciones “sociales” en nuestra entidad. Tienen registradas más de 800, todas son “independientes”, “democráticas” y “revolucionarias”, pero las más beligerantes son las que se mueven a la sombra del cartel 22.

Sus líderes, en su mayoría coordinados por el cartel 22, hacen de la “lucha social” un verdadero emporio. Obvio, no operan solos. Se mueven sincronizadamente y responden al unísono para enfrentar, mediáticamente y con movilizaciones, cualquier intento de “represión” de la autoridad.

Hay otras como “Antorcha Campesina” que sirven al PRI, pero son igual de convenencieras e insaciables. Sus líderes viven como verdaderos potentados. En una de las recientes reuniones con la presencia de sus líderes nacionales, sus líderes más sobresalientes llegaron en las más lujosas camionetas Land Rover, blindadas.

LUCRO

Entre estas organizaciones están tres o cuatro grupitos de hombres y mujeres triquis. Se dicen “desplazados” de San Juan Copala y con este pretexto se envuelven en la bandera de víctimas, perseguidos. Desde hace unos 8 años llegaron a la ciudad y han instalado sus negocios de artesanías en los portales del palacio. Jesús Martínez, Juliana, Reyna Martínez, Marcos Albino, Lorena Merino, entre otros, han sabido conducir bien la industria de la protesta. Muchas horas de intenso diálogo con altos funcionarios del gobierno no han podido persuadirlos para que retornen a su hogar.

Asesorados por organizaciones de “izquierda” y personajes como Arturo Peimbert, Flavio Sosa y grupos beligerantes de la CNTE, aprendieron que es más redituable el papel de “desplazado”. Han obtenido medidas cautelares de defensores de derechos humanos nacionales y extranjeros,

el gobierno del estado les paga renta de casa, despensas, luz, agua, enseres y hasta leña. No les gusta cocinar con gas. A finales del sexenio pasado, habían convenido aceptar terrenos y casas de parte del gobierno para olvidar su status de “desplazados”. De pronto, Lorena Merino y sus compañeras rompieron el acuerdo, exigían seis hectáreas “para vivir bien”. Me dicen que solo en pago de renta de las casas y albergues que ocupan en Xoxo, la colonia América y otros puntos, el gobierno gasta más de 250 mil pesos mensuales. A Lorena le pagan hasta un local comercial porque no quiere estar en los portales del palacio.

Entre estos grupos de triquis han ocurrido hechos delictuosos pero la autoridad está impedida para actuar por las medidas cautelares de que gozan. El caso más sonado fue el pleito entre dos grupos que se acusan mutuamente por tráfico de menores. Uno de los triquis dijo que rescató a una menor que el otro grupo pretendía llevar a la capital del país. Lo raro es que el gobierno soslaya estos delitos.

Sus asesores les han dado línea para no abandonar el zócalo y encarecer sus peticiones. Por eso, el pasado miércoles retuvieron la camioneta, al chofer y a una empleada que les llevaron las más de 400 despensas que el gobierno les entrega cada mes. Insisten en que les den más y mejores apoyos aunque nunca concreten su ofrecimiento de retornar a Copala.

NO SON DESPLAZADOS

En esta actitud siguen pese a que sus mismos hermanos de raza han exhibido su actitud falsaria. No son desplazados

han dicho diversas autoridades municipales de San Juan Copala.

El año pasado, durante la firma del convenio para la paz en la región triqui, los mismos líderes de esa etnia recalcaron que nadie ha sido desplazado por la fuerza.

“Nosotros no entendemos por qué no quieren regresar, no sé si ya les gustó estar en el palacio de la ciudad de Oaxaca, si ya les gustó negociar con el gobierno del estado, porque se sabe que han pedido lotes y recursos”, expresó Rufino Merino Zaragoza, coordinador general del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT).

“No regresan porque les conviene”, recalcó. Los que, por alguna razón salen del pueblo, luego regresan. Así ha pasado en las comunidades de Agua Fría, Yosoyúsi, San Miguel Copala y Yutasaní. Los que siguen plantados en el palacio son solo cuatro. Allí siguen porque una persona que los esté alentando para que no regresen a Copala, ya que el gobierno les da recursos”.