De tan anquilosado, el cartel 22 sigue “accionando” con sus mismas arterías de violencia, provocación y daños a la sociedad civil. Por eso sus huestes se ganaron ayer una andanada de rechiflas y mentadas de madre a través de las bocinas de los automovilistas cuando llegaban ayer a la CdMx. Por eso en Oaxaca, reciben trato de apestados.
Se mueven a la voz del amo, con las consignas de siempre. La línea de AMLO y su viejo discurso con tendencias autoritarias o intereses monárquicos, sigue siendo el combustible que mueve a las huestes magisteriales. Así lo hacen desde hace más de un cuarto de siglo. Desde entonces nada ha variado. Hace tantos años, cuando en el PRD solo tronaban los chicharrones del peje tabasqueño, este partido empezó a manipular al magisterio como instrumento político. Lo sigue haciendo igual pero ahora en su propio partido, Morena.
Desde entonces, las riendas del llamado movimiento “democrático” magisterial, están en las manos de un solo individuo. Para quienes duden, les comparto esta perla que encontré en un viejo archivo. Dice:
PRD LO MISMO CON SLIM QUE CON CARTEL22
Esta es la versión popular, la que usted puede comprobar leyendo los diarios, navegando un par de horas en Twitter o Facebook, o en otros medios de la sociedad de la información y la comunicación. Pero si usted se pone quisquilloso y acude al diccionario de Bobbio, Matteucci y Pasquino encontrará que el concepto político “izquierda” es un cascarón vacío para el caso de México, aplicado al Partido de la Revolución Democrática cuyo líder era entonces AMLO.
En opinión de viejos comunistas que lo abandonaron, el PRD se “lumpenproletarizó”. ¿Qué quieren decir con esa palabreja? Para que no haya malos entendidos, copio aquí la definición hecha por los mismísimos Marx y Engels: “El lumpenproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la sociedad, puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras”.
Pues bien, ambas corrientes nos llevan al mismo estanque que hoy se conoce como “izquierda”. Pero si usted no es político y cayó por casualidad en esta página, no se haga bolas: cuando vea que en la televisión pasan imágenes del Senado o la Cámara de Diputados, fíjese en quiénes llevan corbatas amarillas. Eso, la corbata amarilla, es lo único que distingue a “la izquierda” de los demás partidos. Por eso, no extraña que los acusen de estar al servicio de Slim. (Entonces el tabasqueño usaba corbata amarilla, hoy es morada)
Si usted carece de tiempo para leer los periódicos -en la capital hay más de una docena dedicados a la política, sin contar los gratuitos y los de escasa circulación- y de plano las redes sociales todavía no son lo suyo, aquí le hago una síntesis mínima: la principal consecuencia de la dupla formada por el PRD y el hombre más rico del planeta ha sido el meter freno a ciertas reformas en telecomunicaciones, que son necesarias para la modernización y el desarrollo del país.
La estrategia, como toda estrategia que se respete, es amplia y flexible. Por un lado, se pueden ver los intentos de acusar al PAN, por los conflictos derivados del proceso para el relevo de su presidencia, pero por otro lo cierto es que incluso la reforma político electoral está en suspenso debido a las absurdas pretensiones del perredismo. El PRD abandonó el Manifiesto Comunista en los 90, pero mantiene fiel (o dice mantener) su creencia en los principios de propaganda descritos por Laswell en 1929.
Como usted sabe, para que se apruebe la reforma secundaria en telecomunicaciones, primero debe aprobarse la político-electoral. El PRD, por su alianza con Slim, no quiere que haya reforma en telecomunicaciones. Entonces, empieza por frenar la política. ¿Cómo? Sencillo: pide imposibles. Quiere llenar de propaganda política a todos los medios de comunicación del país y endurecer aún más las camisas de fuerza que ya de por sí constriñen un auténtico debate democrático, libre y abierto en los comicios.
El señor Slim gana con estas necedades, porque el bloqueo de las reformas legales en materia política implica un efecto en cadena, con el que se mantiene en suspenso también la legislación secundaria en telecomunicaciones y radiodifusión, la cual, de aprobarse, vendría a modificar el statu quo del que Telmex y Telcel se benefician ampliamente dada su hegemonía en los mercados de telefonía fija y móvil.
Al respecto, el amable lector (si llegó hasta aquí) puede acudir al artículo de Leo Zuckerman, publicado en Excélsior: “las reformas se posponen y el monopolista sigue acumulando” y al informe difundido un día antes por TheCompetitive Intelligence Unit,, que dice, otra vez en síntesis, que las ganancias de Slim se van del país. Telcel, por ejemplo, invierte en México apenas 10.3 dólares por cada uno de sus usuarios, mientras que las marcas de la empresa en otros países de América Latina invierten casi 45 dólares en promedio por usuario.
Así, aunque el perredismo sigue nutriendo sus bases con los egresados de las escuelas del resentimiento, su capa dirigente se adapta a los cambios. La caída del Muro de Berlín en 1989 y el colapso de la Unión Soviética en 1992 llevaron a los líderes a cambiar su lenguaje. Ya no se les escucha decir que “la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases” o que “los proletarios no tienen nada que perder, excepto sus cadenas”.
Han entendido los tiempos. Por eso, al llevar a la mesa de negociaciones de la reforma político electoral posiciones propias de la teoría de la aguja hipodérmica, una de las más antiguas y más rebasadas dentro de las teorías de la comunicación, no se puede decir que lo hagan por ignorancia, sino por mala fe, para cumplir un compromiso avieso con Slim. La izquierda unida con Carlos Slim, ¿jamás será vencida?
Ahora entiendo la jugada de AMLO al fustigar la construcción del nuevo aeropuerto para concluir que allí tendrán que invertir empresas privadas. Es decir, Slim y los alineados al Peje.