Los sindicatos y demás organizaciones que operan al interior de la Universidad Benito Juárez, con el sello de “izquierdistas”, está visto que son unos maniobreros, oportunistas símiles de todos los vicios del PRI. Su avidez por la extorsión y el chantaje político los encarna tanto en las viejas mañas del sistema tricolor que no alcanzan a entender que el fin del sindicalismo oficial depredador es inminente en la 4T.

La primera señal de que la limpieza Administrativa es imperiosa en las Universidad públicas, principalmente en la UABJO, la vimos en la reunión que tuvo el rector Eduardo Bautista con la Comisión de Saneamiento que vigilará el cumplimiento de una serie de medidas -austeridad y honestidad- ordenadas por la SEP y la ANUIES.

Escuchar que en la Universidad se habla del fin de los aviadores, de nóminas secretas, etc., nos habla de que la UABJO apuesta a su refundación. Que sindicatos devastadores como el STEUABJO, están dando patadas de ahogado.

Inicia el año y en la UABJO, la “lucha” cíclica que emprenden los seis sindicatos existentes, es un motivo más para no trabajar y de paso buscar beneficios personales y de grupo en una institución educativa de más de 190 años de historia. Con tácticas sobadas de movilizaciones violentas, sobresalen el Steuabjo (de empleados administrativos) y una fracción del STAUO (de trabajadores académicos). Los que los mueven como líderes formales o eternos caciques, se han servido, y muy bien, para incrementar sus fortunas económicas y de poder político.

Tal vez estemos viendo los últimos estertores de este sindicalismo trasnochado y depredador, en las maniobras que en este momento realiza el Steuabjo que emplaza a huelga por revisión salarial y supuestas violaciones a su contrato colectivo de trabajo. Este grupo, como es su costumbre, aprovecha para no trabajar durante casi dos meses; desde las vacaciones de diciembre, todo enero de paros y protestas y lo que se prolongue la huelga, si estalla el 1 de febrero, como lo tienen previsto. Ver la suciedad en los exteriores de CU, por ejemplo, habla de la ineficiencia de los sindicalistas.

Con estas acciones insostenibles accionan dos grupos reconocidos, siempre aliados por sus intereses económicos y políticos: Steuabjo y Stauo.

El primero lo encabeza formalmente Fernando David López Cruz. Es el secretario general formal, pero los que mandan son, entre otros, el viejo cacique sindical, ex dirigente, Gustavo Avendaño Trujillo, quien ha creado al interior de la Universidad una verdadera mafia familiar que tiene que defender. En este clan se agrupan sus parientes directos, compadres y amigos. Este cacique comparte intereses con Silviano Cabrera Gómez, el eterno aspirante a la Rectoría.

En la tribu del Stauo la cabeza formal es Luis Alberto Hernández Osorio, pero el poder tras el trono es Taurino Amílcar Sosa aliado de los ex rectores Francisco Martínez Neri y Rafael Torres Valdez. Después de estos se moverán otros ex rectores, bueno, si los dejan.

El Stauo es el más belicoso y como sus dirigentes no han podido acomodarse en las estructuras de los gobiernos federal, estatal ni municipal, andan como “chivos en cristalería”, buscando desestabilizar a la UABJO para que los llamen a “negociar”.

Estos dos grupos se unen cuando conviene a sus intereses, como en el caso de los emplazamientos a huelga y la presunta reivindicación de sus demandas laborales, y para ejercer mayor presión, no dudan en recurrir a grupos radicales y más violentos, como los “ultras” de la Sección 22 de la CNTE, de la Secretaría de Salud, del Ayuntamiento capitalino y hasta los mercenarios de “Don Panchito”, agrupados en la “14 de Junio”, además de otros grupos unidos en el llamado FUSION.

Así buscan “reventar” a la UABJO para no perder su “mina de oro”.

EL SALTO DEL CHAPULÍN

Bien dicen que árbol que nace torcido jamás endereza sus ramas. Eso sucede con el ulicista Eviel Pérez Magaña quien, al llegar a la SEDESOL, no perdió oportunidad en el corto tiempo que estuvo, para mostrar sus mañas.

Aunque fue muy efímera su presencia como miembro del gabinete del repudiado presidente Enrique Peña Nieto, lo primero que hizo fue poner en la delegación de la SEDESOL en Oaxaca, a su compadre Gabriel Cué quien, según descubren, se llevó los únicos seis vehículos que quedaban de una flotilla de 97 carros. Cuentan que no dejó ni papelería en esa delegación.

A pesar de que 45 de esos automóviles son rentados, no procuró entregarlos siquiera en condiciones de uso. De plano no aparecen seis, los de más reciente modelo. En la entrega-recepción que, con el gobierno de la 4T parece cumplirse, encuentran esos 45 vehículos desmantelados, sin placas y tres no están en el Registro Público de Vehículos (Repuve). De acuerdo a la información de la arrendadora de esos vehículos, tres no corresponden a su registro. Es decir, los suplieron por chatarra.

Del total de la plantilla, 52 son carros propiedad de la Sedesol pero dejaron en calidad de chatarra 46 ¿Dónde quedó la bolita? Yo creo que no tardarán en pedir explicaciones al ex delegado Gabriel Cué Navarro.