Una pregunta que miles de ciudadanos que viven y trabajan en la ciudad de Oaxaca se hacen a diario. ¿Qué estamos sufriendo los citadinos?, ¿una lucha por mejoras educativas o una práctica de política deleznable que bien podría llamársele vandalismo electoral?...
Ésta, la que encabezan supuestos estudiantes normalistas, nada tiene que ver con una lucha justa para mejorar sus condiciones educativas, ¿Porqué?, simple y sencillamente porque lleva por delante la violencia, el vandalismo, la sinrazón, el agandalle, el abuso y el atraco a campo abierto.
¿Este tipo de movimientos en cuánto han afectado a la economía de quienes vivimos en la Verde Antquera?. ¿Cuánto tiempo han perdido los trabajadores que tiene que llegar a sus centros de trabajo, o las mujeres que trae sus tortilla a vender, o quienes tiene que realizar alguna actividad esencial para seguir con su vida cotidiana?... Es difícil de cuantificar.
Por poco que sea, muchos han perdido tiempo o recursos económicos. Los sectores visiblemente afectados son los transportistas y las empresas trasnacionales, que ven que sus unidades son retenidas y después saqueadas.
Hasta el cansancio, las autoridades educativas han recalcado que sus peticiones ya están cumplidas, y las que no, son porque están fuera de lugar, porque no son posible, porque no se trata de cumplir caprichos, se trata de mejorar el ambiente y las condiciones para una mejor educación de los futuros profesores.
Pero la sinrazón está a todo lo que da.
Por eso la ciudadanía les dice que no son estudiantes, que son un montón de vándalos cilindrados por grupos con claros intereses políticos y electorales.
Incluso, muchos señalan que son los propios dirigentes de la Sección 22 de la CNTE, y hasta mencionan al vocero de esta gremial, Wilbert Santiago, quien dicen, contrató a “porros” y los hizo pasar por normalistas para que hicieran desmanes.
Esos vándalos o “estudiantes normalistas”, son los mismos que, con todo el cinismo y dolo, agredieran física y verbalmente a periodistas de diversos medios de comunicación. Alguno comunicadores ya presentaron su denuncia ante la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, y esperan que el recién estrenado fiscal, así como se hizo presente en los recientes asesinatos, así también se haga presente para dar justicia a los agredidos y castigue a los violentadores.
Todo esperamos haya justicia para nuestros compañeros agredidos impunemente cuanto realizaban su trabajo.
¿El pueblo?: Ese que siga ahí, indefenso, enfrentándose a la violencia desmedida de los “normalistas” cada vez que se les antoje.
¿La autoridad educativa?: Ellos dicen que no les deben nada a los “normalistas”, que ya han cumplido punto por punto cada una de las peticiones de los “estudiantes”, no tienen más que darles.
¿La Seguridad?: Solo cuando los “normalistas” llegan a sus oficinas con la intensión de realizar actos vandálicos, se organizan, aunque tarde, pero llegan en patrullas y motos para protegerlas. Pero el resto de las oficinas y de la ciudadanía, ellos que se rasquen con sus propias uñas. No hay indicaciones de actuar, porque eso prendería la gran hoguera magisterial y tratan de evitar otro 2006, ¿o no es cierto Polux100?
¿La Sección 22?: Ni acepta, ni se deslinda. Que sí, que no. Puras evasivas. Vamos a ver como está el problema. En una entrevista, el vocero de la gremial, Wilbert Santiago, sólo se limitó a tratar de limpiar su nombre. Casi dice: “Yo no soy, yo no fui… y no los volveré a hacer”.
¿Entonces?, ¿quienes son los responsables de estos desmanes que ayer dejaron sin cheques a varios profesores y sus familiares?, ¿Quiénes son los personajes que los han mandado a destrozar diversas oficinas de dependencias estatales, principalmente del IEEPO.
Aquí se incluye los edificios de la Sección 22, los cuales también han sido vandalizados por estos presunto estudiantes. Muchos de ellos dicen que son “porros” contratados ex profeso, y que también han destrozado parte de las oficinas de la Sección 22 para que no digan que de ahí salen las órdenes de convertir en un caos a Oaxaca.
En fin, todo los oaxaqueños de bien están esperando que algún día, no muy lejano, la autoridad restablezca la tranquilidad y pazo social de antaño, antes de que el magisterio iniciara con esa lucha que fue la punta de lanza para la cientos de organizaciones que se han conformado en el estado.