El obradorismo esperaba un día de campo el 2 de junio desde un principio. En el escenario nacional no se vislumbraba algún personaje que pudiese competirle el poder político del Estado mexicano. Estaba tan seguro que fue construyendo la candidatura de Claudia Sheinbaum, persona muy leal al presidente pero muy corta como candidata. Marcelo Ebrard era mejor candidato pero no de todas las confianzas de palacio nacional.
El régimen tenía el camino pavimentado para repetir el triunfo de 2018 sin problemas, incluso con soberbia, planteaban obtener, sin dificultades, 35 millones de votos. Con mucho adelanto, fuera de la ley, el presidente simuló una competencia previa entre precandidatos, solo para dar a conocer a su pupila en la República desde palacio nacional, utilizando todos los recursos públicos habidos y por haber.
Como era de esperarse, la candidata de la presidencia arrolla a sus contrincantes sin problemas, ante el enojo de los demás competidores que se dieron cuenta que habían sido utilizados como comparsas de la simulación. La oposición no lograba responder ante este proceso diseñado desde el poder.
El autor de este proceso, en su soberbia y ego, crea su demonio opositor, de la nada hace surgir a la senadora Xóchitl Gálvez convirtiéndola en la candidata, que no esperaban los partidos opositores, con grandes posibilidades de arrebatarle al obradorismo el poder político.
Ya en plena campaña Xóchitl se convierte en un movimiento político por la defensa de la democracia, por el buen gobierno, por la reconciliación nacional, por la paz y por un México sin violencia. Principios congruentes con las necesidades de los ciudadanos mexicanos.
A dos semanas de la jornada electoral, la posibilidad de que el régimen de la 4T pierda las elecciones es real y efectiva, por ello, además de la utilización de grandes recursos financieros, humanos, políticos y de comunicación desde el Estado, de contar con la alianza del crimen organizado, ha puesto en marcha una estrategia de comunicación política que espera rinda resultados.
A sabiendas de que a mayor participación, dado que el respaldo a Claudia Sheinbaum es una constante, perderá las elecciones, el régimen ha establecido las estrategias siguientes:
1.- Mediante encuestas hechizas y compradas hace prevalecer la idea “que el arroz ya se coció”, para desanimar el voto opositor. Incluso la candidata oficial se atrevió a decir que la votación del 2 de junio será puro trámite.
2.- Tiene copada a las autoridades electorales, llamase INE, TPJF, Fiscalía de los Delitos Electorales o los OPLES de los Estados. La actuación de estas autoridades es hasta vergonzosa. Dan pena sus parcialidades, ojalá no se les caiga el sistema el día de la jornada electoral, son capaces. El Peje se destaca como mal perdedor.
3.- Grandes partes del territorio rural nacional ya está tomado por el crimen organizado, son miles de casillas que estarán en sus manos. Se necesita remplazar esa pérdida por una copiosa votación en los centros urbanos. Documentalmente ya se demostró que el gobierno de la 4T tiene vínculos y compromisos con la delincuencia organizada.
4.- Creación de caos para generar miedo en los votantes, aumento de los crímenes es estrategia, generar apagones de electricidad, incendios forestales y falta de agua potable cae también en este rubro.
5.- Desde palacio nacional, violando la Constitución y las leyes en la materia, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin rubor alguno, está desempeñando el roll de jefe de campaña de Claudia Sheinbaum, además de los candidatos a gobernadores, senadores y diputados de Morena y aliados, Jamás en la historia de México existió un mandatario de este perfil. Salvo otro López, Antonio López de Santa Anna.
6.- El presidente ha asumido el carácter de tirano por su persecución a la prensa libre y a todo intelectual que sea contrario a sus políticas, cerrar los espacios de libre discusión de los problemas nacionales ha sido un método para causar temor en la masa crítica de su régimen. Sin embargo, a pesar de todo, pocos críticos al régimen han claudicado.
Estamos pues en el marco de una elección de Estado que solo una votación masiva, libre, democrática y responsable puede quebrar. Llegó la hora de salvar a la Patria Soberana, el peligro que se ciñe sobre su cabeza es real y objetivo, no habrá mañana para los demócratas, eso está claro. Solo los enchufados al régimen refrendarán su voto.