Oaxaca, Oax.- Oaxaca produce mucho más abogados o mercadólogos que ingenieros en una relación de diez a uno. Esto genera un excedente de profesionales en el mercado laboral que provoca subempleo y limita todo intento de innovación, dice el especialista Sigfredo Arauca Camargo.

Oaxaca debe entrar a la economía del conocimiento si quiere mejorar su competitividad, generar desarrollo e industria, opina el maestro Sigfredo Arauco Camargo, profesor investigador de la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM).

Para ello, puntualiza, debe realizar una profunda reforma educativa y la oferta académica a nivel superior en las instituciones públicas y privadas debe de dar un giro y enfocarse en áreas que propicien el desarrollo de la tecnología.

“Las universidades ofrecen licenciaturas tradicionales de fácil acceso y elemental enseñanza, pero de escasa propuesta para la investigación y la transformación científica, carreras como mercadotecnia, administración, psicología, sociología, derecho, computación, entre otras, no responde a la necesidad de generar innovación”, dice el especialista en su ensayo “Economía del conocimiento: el desafío de la educación para impulsar la industria oaxaqueña”.

En ese tenor, afirma que la entidad produce mucho más abogados y mercadólogos, que ingenieros en una relación de diez a uno, lo que tiende a generar un excedente de profesionales en el mercado laboral que provoca subempleo y limita todo intento de innovación.

Por otro lado, señala también que el estado requiere una transformación del empresariado local que tenga un compromiso serio con la competitividad. El investigador de la UTM sostiene que las unidades de producción de bienes y servicios deben ser eficientes, es decir, las empresas, deberían ser los actores principales del proceso de innovación tecnológica, cuando las innovaciones sean generadas por otras instituciones como las universidades, deben de llegar a las empresas y ser adaptadas por ellas.

Mientras que el gobierno, dice, debe de reforzar los programas de vinculación entre las instituciones universitarias e Institutos de Investigación con el sector empresarial con el propósito de impulsar una producción con un agregado tecnológico no tradicional que genere encadenamientos productivos.

“Oaxaca debe de crear una clase política y empresarial más globalizada, lo que le dará mayores ventajas en el mundo de los negocios en un marco de libertad. La ciencia y la tecnología deben ser una prioridad en la política económica del estado, ya que la era de la economía del conocimiento es una realidad inevitable”.

Para el especialista, el reto de la industria oaxaqueña depende de la educación, sector empresarial y de las políticas del gobierno estatal.

En el estudio, en el que hace un ejercicio comparativo entre los estados de Oaxaca y Nuevo León, menciona que en el caso de la entidad oaxaqueña la situación es crítica, debido al rezago en el desarrollo humano, infraestructura educativa, investigación, patentes, innovación y comercio internacional, entre otros factores de tipo político y social que han incidido.

Oaxaca engloba principalmente al comercio, hoteles y sector financiero, mientras que en Nuevo León el sector financiero tiene un trato diferenciado del sector servicios en general, con una participación individual del 12.7% “cifra que explica el dinamismo financiero de sus actividades industriales y comerciales aunado al resto del sector servicios como comercio, restaurantes y hoteles”.

Arauca Camargo sostiene que la libertad económica juega un papel trascendental en el desarrollo de una economía y tiene que ver con el hecho de que Nuevo León ha pactado su transición a la democracia en forma ejemplar, mientras que Oaxaca se resiste a una transparencia política qué favorece a grupos de poder en todas sus esferas, mientras tanto, los márgenes de la libertad económica se ven maniatados
por el “caudillismo político del estado del sur”.

“Estas diferencias económicas también se funden en las carencias de educación, visión empresarial, información, comunicación y tecnología que inciden en la competitividad. Una población bien educada y poseedora de diferentes habilidades es esencial para la creación, adquisición, diseminación y utilización del conocimiento en la producción. Entre mayor sea el capital humano entendido como el conocimiento y las habilidades que cada persona posee y que puede aportar al proceso productivo mayor será la productividad y por ende mayor será el crecimiento económico”.

La educación pública superior en Oaxaca, dice, se encuentra polarizada. Por un lado, instituciones que se encuentran aprisionadas por los sindicatos y otras instituciones que se encuentra dominadas por el autoritarismo de la burocracia administrativa. Los efectos de esta polarización, apunta, se plasman en una educación limitada.

La educación en el contexto de la economía del conocimiento es fundamental para impulsar el crecimiento económico, sobre todo que áreas del conocimiento se estudian y como se estudia, es decir, el grado de responsabilidad, en la generación y creación del conocimiento.

“Es evidente que el desempeño industrial en el Estado de Oaxaca no corresponde a su inmensa necesidad de crecimiento económico, el PIB estatal no es alentador en torno a la media nacional, la dinámica de la economía oaxaqueña se centra en lo comercial y esta propia naturaleza no responde a las exigencias impuestas por la revolución tecnológica. El nuevo modelo para competir en un mundo globalizado se respalda en la generación de productos diferenciados en el mercado, lo que significa mayor compromiso con la innovación”.

Entre otros aspectos, Arauca Camargo, asegura que los cambios tan acelerados de la economía mundial en los últimos 20 años han obligado a replantear los modelos del crecimiento que sostenían que el desarrollo económico de una región se determina por su capacidad productiva basada en su dotación de factores de la producción.

Sin embargo, el crecimiento sostenido en el largo plazo no era exitoso dado que presentaban rendimientos decrecientes de las funciones de producción, entonces se planteo introducir cambios en la tecnología como una variable que hiciera factible mantener el crecimiento económico, al considerar la tecnología, implícitamente se valoraba la formación de capital social.

“Lo anterior ha propiciado una disensión entre la postura del crecimiento basado en la dotación de factores de la producción y la minimización de costos frente al nuevo enfoque de la teoría moderna del comercio internacional que se sustenta en el conocimiento de la ciencia y tecnología para poder generar ventajas comparativas y competitivas”.