¿Eso no es un fraude? ¿Por qué no hacer economías desde ahora?

Antes, en anteriores administraciones, prácticamente cada año se autorizaba una eventual deuda pública --las más onerosas eran hasta por 500 millones de pesos-- y si al final no se necesitaba, nadie iba a pedir el crédito.

Ahora no solamente se piden esos 500 millones de pesos, sino muchísimo más, como ocurre en el 2015.

En mala hora el gobierno federal reportó que Oaxaca tenía una de las deudas públicas más manejables. El anterior gobierno dejó la deuda en 4 mil millones de pesos.

Bastaron unos años para que ésta supere los 12 mil millones de pesos, si se cuenta también los más de 6 mil millones de pesos de las obligaciones de pago, entendida ésta como los préstamos para construir las ciudades Administrativa y Judicial.

Aquéllos cuestionados Proyectos de Prestación de Servicios costaron a Oaxaca más de 3 mil millones de pesos. Sin embargo, los edificios allí están y en poco tiempo formarán parte del patrimonio estatal.

La deuda pública contratada en los últimos años, a partir de esta administración, será para cuando menos 2 décadas.

Es inconcebible que los diputados, en vez de ser un contrapeso del Poder Ejecutivo, terminen siendo sus incondicionales en el endeudamiento del pueblo.

Por lo pronto, Oaxaca ya está hipotecado hasta el año 2030 con tanta deuda pública.

Por supuesto que se paga con las participaciones que envía el gobierno federal, sin embargo, estos recursos provienen del pago de impuestos y contribuciones de muchos oaxaqueños.

Lo más lamentable es que año con año se ha incrementado la deuda pública, pero jamás se ha precisado a dónde van a parar tantos recursos, sobre todo después de que el gobierno federal le ha autorizado a Oaxaca, vía Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, presupuestos históricos que son insuficientes para la voracidad de la clase gobernante.