Más de 350 años han transcurrido desde la rebelión de Tehuantepec, pero las condiciones de hartazgo parecen ser similares. En el año de 1660, seis mil indígenas Zapotecas de Tehuantepec se levantaban contra el Virrey de la Nueva España, quien pretendía imponer a Don Pedro Desa y Ulloa como Alcalde de la Villa.

Eso provocaba que los “indios”, como se les llamaba en aquel entonces, se organizaran con palos y piedras para expulsar de la comunidad a los representantes de la corona y nombrar a sus propias autoridades. Un saldo de 3 españoles muertos se reportaba.

En 2016 los mexicanos y los oaxaqueños también parecen estar hartos de la imposición de autoridades, de decisiones cupulares, admitía Pepe Toño al término de su cierre de precampaña.

“Ya nos queda poco tiempo de soportar las cosas”, decía.

“En la coalición tenemos que dar un viraje a esta sociedad en la que los que más tienen quieren decidir sobre la mayoría, eso ya no se puede permitir, es la mecha de un incendio del pasto muy seco que existe en el país”.

Explicaba que si en el estado no se crean condiciones que se transformen en empleos para las familias, en infraestructura comunitaria, en caminos, escuelas y desarrollo comunitario definitivamente tendremos un escenario muy lamentable.

“La vía democrática es la única que tenemos para cambiar las cosas y ratificar la transición que inició en 2010. Lo que quiere el pueblo es prosperar, ser feliz, corregir el rumbo con estabilidad”.

La luna llena se asomaba en Tehuantepec, como un buen augurio y Pepe Toño repartía abrazos a sus amigos, a sus paisanos. Culminaba una importante etapa de proselitismo al seno del PRD, para preparar su próximo reto y caminar con paso firme a la Gubernatura del estado, donde buscará instaurar un nuevo régimen democrático para beneficio del pueblo de Oaxaca.