La semana pasada, el gremio magisterial afiliado al llamado Cártel 22, volvió a las andadas. Su paro de labores por 48 horas, volvió a mostrar la escena triste de escuelas cerradas y niños sin clases. Y amenazan con otro paro de 72 horas. La estampa cotidiana de 45 años de un movimiento que jamás ha buscado la mejora en la educación, sino sólo cubrir las sobadas demandas de un sector perpetuamente insatisfecho.

Banderas para detener el proceso educativo no le hacen falta. Siempre habrá alguna nueva. En estos últimos años, la exigencia de los uniformes escolares. Cientos de millones de pesos que, desafortunadamente, no cumplen del todo su cometido. Maestros que no educan, no forman, pero son el ajonjolí de todos los moles.

Con el famoso Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca –el PTEO- pedían manejar el presupuesto para construcción y remodelación de edificios escolares. Ante los padres y madres de familia buscan erigirse en gestores; que les deban gratitud por el dinero para los uniformes y útiles escolares que se entrega en propia mano. Pero ocultan que, a veces, dichos recursos son gastados en otras cosas menos para lo que son otorgados.

Puede parecer un despropósito, pero, en lo personal, jamás he escuchado demandas del magisterio que exijan al gobierno federal recursos, planes o programas que permitan mejorar la calidad de la educación y abatir el rezago. En donde el educando sea la prioridad. Pasó el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, es decir el de Andrés Manuel López Obrador, pero siguen insistiendo en derogar la reforma educativa de Enique Peña Nieto.

Están en contra de la iniciativa de una nueva ley del ISSSTE, pero también piden la abrogación de la ley del 2007. Es decir, han pasado 18 años y hasta ahora se dan cuenta que la misma no obedece a sus intereses o demandas. Están en contra de los foros para la construcción de un nuevo sistema de selección para maestros y maestras. Es decir, volver al pasado. Venta de plazas, favoritismo para el otorgamiento, la mediocridad campante.

Lo que se advierte en el trasfondo del conocido como Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca –MDTEO- pilar ideológico del Cártel 22, es seguir bogando en dos aguas y obtener beneficios de los gobiernos federal y estatal; el control total de las plazas y de la nómina. Y, eventualmente, tener el manejo del Instituto Estatal de Educación Pública (IEEPO).

Hay que recordar que, por una torpe decisión política, dicha dependencia les fue entregada en bandeja de plata en 1992 y cuyo control mantuvieron hasta 2015, cuando la Federación obligó al ex gobernador Gabino Cué a recuperar la rectoría del Estado en materia educativa. (JPA)