Oaxaca, Oax.- En comentario anterior mencionamos la moda en que se han convertido los informes de actividades. Una burda imitación de los que realizan presidentes de México o gobernadores. Ahora lo hacen miembros del Senado de la República, diputados federales, locales y ediles. Previamente hacen circo, maroma y teatro publicitarios.

Despliegan todo un oneroso aparato para reivindicarse con la ciudadanía, incluso de agencias y colonias que ni siquiera conocen. Se anuncian -como dijera un escritor- como si fueran detergentes biodegradables o remedios para la diarrea. Dichos actos públicos son una especie de ritual para presumir arraigo, trabajo, simpatía popular. Para ello, despliegan su estructura partidista para llenar los espacios.

El acarreo, ese ente abominable, que tanto le criticaron al Partido Revolucionario Institucional -PRI- hoy actualizado y aumentado. Se erogan millones de pesos para construir y llenar escenarios faraónicos, en donde la figura principal son los ediles o las y los legisladores, cuyos informes sólo provocan hilaridad, ni siquiera simpatía entre sus allegados.

En la capital se habla de una ciudad segura, cuando la realidad que percibe la ciudadanía es otra. Asesinatos, asaltos, robos a casas habitación y transeúntes están a la orden del día. Y qué decir de esa tierra de nadie llamada Central de Abastos, en donde adictos se inyectan droga a plena luz del día, sin que autoridad alguna intervenga.

La pregunta es: ¿han servido de algo los operativos para sacar de la zona a malillas, alcohólicos y otras especies, para irlos a botar a municipios conurbados? La respuesta es no. Se asume como un logro el programa de bacheo, cuando éste no estuvo en la cancha del gobierno local. En sentido contrario nada se sabe del duro revés que se anticipa para inicios de enero con el presupuesto de ingresos que, según quienes conocen el fondo del tema, habrá de generar inconformidad social.

Hasta el momento no se observan obras de cierta relevancia más que anuncios, proyectos y buenas intenciones. Es decir, a un año de gestión son más los pendientes que las realizaciones, justamente por esa falta de sensibilidad que caracteriza a quienes, están en un cargo y ya están pensando en el próximo proceso electoral. Y eso no es sólo en la capital sino en la mayor parte de nuestra atomizada nomenclatura municipal.

El futurismo pernicioso que lejos de representar desarrollo trae consigo el estancamiento de nuestros pueblos, porque aunque Usted no lo crea, hay decenas de ediles, hombres y mujeres, que se asumen con los tamaños para ser postulados a las diputaciones federales en 2027 y hasta la gubernatura en 2028. (JPA)