Oaxaca, Oax.- Venido a menos por su cerrazón e intolerancia, así como por la venalidad de sus dirigentes, el otrora sindicato más poderoso de México y América Latina, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), pasó del repudio de la sociedad a una situación vergonzosa de fracasos que debe obligarle a replantear sus métodos de lucha.

El éxito del gobierno federal en la realización de los comicios, con la presencia en Oaxaca de la Gendarmería y las fuerzas castrenses y navales, fue un revés para la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Los “encapuchados infiltrados” no pueden argumentar un éxito en el boicot y menos después de que les fueran detenidos decenas de integrantes, mismos que tras 24 horas en la cárcel y breves negociaciones fueron liberados por las autoridades de procuración de justicia.

Cuando el Poder Judicial Federal dio marcha atrás a la suspensión indefinida de la evaluación docente, tampoco el magisterio se puede decir favorecido, pues la definición de un Juez de Distrito es que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no solamente retome la evaluación docente, sino también concurse las plazas asignadas a los maestros y que se dé vigencia plena al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.