La presidenta Claudia Sheinbaum negó categóricamente que el gobierno mexicano tenga vínculos con el crimen organizado, como aseguró la Casa Blanca para justificar la imposición de un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
Sheinbaum calificó estas acusaciones como "irresponsables" y señaló que el problema de las drogas, en particular el consumo de fentanilo, es una crisis de salud pública dentro de Estados Unidos, que no ha sido atendida adecuadamente.
"Si realmente quisieran combatir el tráfico de drogas, deberían empezar por detener su distribución en sus propias calles y desmantelar las redes de lavado de dinero en su país", afirmó.
México ha asegurado más de 40 toneladas de droga en los últimos cuatro meses, incluyendo 20 millones de dosis de fentanilo, y ha detenido a más de 10,000 personas vinculadas con el crimen organizado. Sin embargo, la presidenta cuestionó por qué en E.U. no se han realizado detenciones de grupos criminales locales ni se han impulsado operativos para frenar el tráfico y consumo de drogas.
Sheinbaum también enfatizó que el 75% de las armas utilizadas por el crimen organizado en México provienen ilegalmente de la industria militar estadounidense, hecho reconocido por el propio Departamento de Justicia de E.U. el pasado 8 de enero.
"Si existe una alianza con el crimen organizado, es en las armerías de Estados Unidos, que venden armas de alto poder a estos grupos", subrayó.
La mandataria reiteró que México no busca confrontación, sino cooperación con E.U. en materia de seguridad, pero dejó claro que "coordinación sí, subordinación no".
En ese sentido, anunció que ha enviado una carta al presidente Donald Trump para proponer una mesa de trabajo entre los equipos de seguridad de ambos países, insistiendo en que los problemas no se resuelven con aranceles, sino con diálogo.
Sheinbaum adelantó que mañana presentará las primeras medidas del Plan B para contrarrestar los efectos de estos nuevos impuestos comerciales.