Oaxaca, Oax.- Por encima de lo razonable, de lo moral y de lo ético, pero sobre todo y lo más preocupante, por encima de la Constitución, a la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE, que también pertenecen a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) le han dado todo, y más de lo que ha pedido.

¿A cambio de qué?, ¿a qué se han comprometido los maestros de la Sección 22 de la CNTE?, pero también cabe preguntarse, de eso, a lo que se han comprometido ¿qué han cumplido en materia de educación?. Parece que nada. Todavía mantienen a Oaxaca en el sótano de los niveles educativos a nivel nacional, en los últimos lugares de aprovechamiento escolar.

En teoría, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y su secretario de Educción Pública, Emilio Chuayffet, están ante la eventualidad de un desacato a la Constitución porque apapachan a un grupo que de manera rara sigue gozando de privilegios como lo es la Sección 22.

Por permitir estos vicios y multiplicar las equivocaciones, tanto el Presidente de la República como el Secretario de Educación en México, pudieran ser denunciados y enjuiciados. Están incurriendo en un claro desacato a nuestra Carta Magna, la máxima ley que existe en nuestro país.

No es asunto menor. Cuando rindieron protesta, ambos se comprometieron a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen, pero con su actitud de benevolencia hacia la Sección 22 y permitir que cientos de miles de niños, niñas y jóvenes se queden sin clases en Oaxaca, o no tengan la calidad de la educación que merecen, no han cumplido con ese compromiso.

Es terriblemente sospechoso el alimentar a un grupo, a una organización del tipo que sea, o a una legión de insaciables como lo están haciendo con la dirigencia política de la Sección 22. Hay un grupo de ambiciosos al que le han dado todo y más.

Con sus actitudes, las autoridades federales han permitido que no se aplique la Constitución en el Estado de Oaxaca y se propicie un estado de excepción.

Resulta que al secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, le regresó la cordura por algunos minutos y después de permitir que se les diera todo a dirigencia política de Sección 22, afirma: “Tomaremos con una reforma a la ley el dominio de la educación en la entidad oaxaqueña, en donde la sección 22 tiene todo el control”.

Eso jamás pasará, le contesta la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a la que pertenece la Sección 22 de Oaxaca. En medio de las dos posturas, cuelga una guadaña que amenaza con degollar a la educación de los hijos de todos los oaxaqueños.

Nada es para siempre, los imperios más poderosos y sangrientos en la historia del mundo se han caído y la Sección 22 ha montado un imperio de persecución, terror, hostigamiento, violencia y amenazas en contra de sus propios compañeros.

Contra hombres y mujeres que deciden trabajar. Aquellos que no necesitan de cambios, bases o permutas. Esos maestros que si fueron a una Escuela de Educación Normal y que se ganaron a pulso su título y se fueron a las comunidades más apartadas y han cumplido con los requerimiento para ascender.

Hay algunos profesores que nacieron en la Sierra Mazateca y fueron desviados a la zona del Istmo de Tehuantepec, o para la Sierra Norte o Sierra Sur, pero con gusto lo hicieron y han sudado, junto con los padres de familia, para tratar de enderezar la educación en Oaxaca.

Hombres y mujeres que se cuentan por decenas de miles que en este momento están en las aulas dando clases y compartiendo sus conocimientos, su tiempo y su vida por la educación de las y los niños de Oaxaca.

Todos ellos son víctimas de persecución, hostigamiento y acoso laboral por parte de algunos de sus compañeros, quienes los único que saben hacer es acudir a marchas y plantones y formar parte de los grupos, cofradías o corrientes al interior de la Sección 22, quienes se disputan a dentelladas el control del sindicato.

Más de seis corrientes ideológicas dentro de la Sección 22 y todos mandan e imponen.

Ellos son quienes se han repartido el botín y le han heredado plazas a sus incondicionales. Ellos son quienes han permitido que ingresen a la Sección 22 activistas que no tiene la preparación de docentes, pero les han otorgado plazas de docentes.

Esos grupos, los que no fueron a la Normal, los que no se quemaron las pestañas, los que no se sacrificaron, los que nunca o muy poco estuvieron en clases, los que no hacen bien su tarea de educar, son los que mangonean y pisotean los derechos de sus propios compañeros. Esos grupos deben recordar y tener muy en cuenta que nada es para siempre. (Tomado del comentario radiofónico).