Oaxaca, Oax.- Recuperar el vicio de decir es de los pocos placeres que se disfrutan de forma lenta y perdurable.

Formo parte de una generación privilegiada de reporteros que tiene un pie en la nostalgia del diarismo y el otro en la nebulosa de los medios electrónicos, devorados por la inmediatez, la competencia y la confusión.

En Oaxaca somos muchos los que todavía buscamos la exclusiva, los que leemos a escondidas a la competencia para buscar los defectos de nuestros textos y todavía soñamos con la formula para decir con elegante pulcritud lo que nos consta. Los reporteros de ésta y las nuevas generaciones tenemos espacios comunes para buscar la información pero algunos nos acomodamos mejor en la idea de pulir el texto o explicar el contexto.

Escribir para los demás no es cosa fácil, una estampida verbal no siempre alcanza para enunciar una idea y la gente es cada vez más impaciente e intolerante porque ya hay muchos que opinan, el individualismo y los intereses sectarios de algunas bandas y cofradías se metieron a las páginas de los diarios, en las frecuencias radiofónicas y en las redes sociales disfrazados de sociedad.

Por eso es importante revalorar el oficio.

Iniciar un nuevo proyecto editorial es eso precisamente; es la forma de expresar a todos que buscamos una manera diferentes de decir las cosas. Escribir para expresar es mucho más que el acomodo selectivo de palabras, puede ser comunión o divorcio con los lectores y el volado gira en cada párrafo.

Hoy que la comunicación explora nuevas fronteras a partir de la estampida tecnológica, es valido reconocer que la esencia de todas las formas de decir es, y seguirá siendo, la palabra que nace en la razón o en la emoción.

Con estas líneas recupero la oportunidad de escribir.