Oaxaca, Oax.- Hoy es una buena oportunidad para que los partidos políticos demuestren eso que tanto andan pregonando: la civilidad, la democracia y la transparencia y sobre todo, el diálogo y el entendimiento.

Es necesario sentar un precedente en el proceso electoral de San Dionisio del Mar, donde este domingo se esperan elecciones, sin embargo, la rivalidad entre los grupos del Partido de la Revolución Democrática y el Partido Revolucionario Institucional pueden poner en riesgo esta contienda electoral.

Hace 15 días se suspendió la jornada electoral como consecuencia de la inconformidad de los integrantes del Partido del Sol Azteca, quienes a toda costa tratan de chantajear a las autoridades, no sólo estatales, sino electorales, lo cual ha complicado el escenario.

El grupo perredista hoy no solo busca el poder, sino también el control económico en ese Ayuntamiento. Aquí lo indiscutible es que las dirigencias de esos partidos tengan la sensibilidad y sobre todo mediación para poder sentar las bases de un proceso realmente democrático.

Es necesario que hoy la ciudadanía no enfrente esa desmedida ambición de los partidos políticos por seguir concentrado el poder. Es necesario abrir el abanico y permitir que sean los ciudadanos quienes definan.

Los viejos vicios en cada uno de los procesos electorales van a continuar, pero es necesario que como ciudadanía, también se entienda que esas son las reglas que se han fijado pero es necesario hacer un cambio.

Esto se logrará con una participación más decidida. La Sociedad debe demostrar a los partidos políticos que son ellos, la sociedad, quienes l tienen que definir a sus autoridades. Los partidos políticos también deben entender que la sociedad ya está hasta el topo de estos cacicazgos, lo cual pone en riesgo la estabilidad en este municipio istmeño.

Aquí lo importante es que muestren un poquito de sensibilidad. Dejen de seguir sembrando el odio, el rencor, la confrontación, porque esto no lleva a nada, mucho menos en una zona tan convulsionada como lo es el Istmo de Tehuantepec, no sólo por la delincuencia, sino por su trastocada economía y ahora por la problemática político-electoral donde el verdadero interés sigue siendo político y económico.