Oaxaca, Oax.- Dicen los recreadores de las vivencias en Amozoc, que “La Culata” era una mujer de notorios atractivos físicos pero además era una mujer inteligente. Catalina “La Culata” reunía ambas cualidades. Estas dotes despertaban tremenda envidia en las otras mujeres del pueblo. Catalina desparramaba sus encantos todas las tardes que acudía al templo para el rezo del Rosario que era una costumbre muy entrañable para ese villorrio llamado Amozoc. Cierta tarde cuando el templo estaba pletórico solo se oía el bisbiseo de las rezanderas que decían “Mater Inmaculata” algunas y otras decían “maten a La Culata”. Como esto último lo oyera un caballero enamorado de Catalina, desenfundó su tizona, lo propio hicieron los del otro bando y se armó tremenda balacera. Literalmente se dieron con todo: hasta los pesados crucifijos de bronce volaban por los aires, lo mismo hacían las veladoras que a su paso incendiaban las colgaduras de tela, manos pecadora vaciaban cepos y urnas.

Este magno zipizape fue después conocido como “El Rosario de Amozoc”.

Hace cinco días esta emblemática función fue remedada por las rijosas tribus de la COCEI en Juchitán. Iban a elegir a su candidato a presidente municipal para después ponerle las siglas PRD. Pero como los jefes de las distintas tribus interpretaron las tendencias del voto, cada quien a su manera, empezaron a gritar y todo terminó como el Rosario de Amozoc.

ENTRE la tremenda pelotera de los rijosos coceistas, los escribientes anotaron en el acta de la violentada sesión “anulación”. Así concluyó el proceso interno.

PARA que no crean que fueron solo cachetadas guajoloteras, basta mencionar nombres de algunos de los asistentes más azarosos. Roberto López Rosado, Leopoldo De Gyves de la Cruz, Héctor Sánchez López, Saúl Vicente Vásquez, Mariano Santana López Santiago, Alberto Reyna Figueroa, entre otros. Allí estaban los más temerarios coceistas, viejos y mañosos, cada quien dueño de su tribu. Llevaron a sus grupos de mototaxistas, invasores de predios, narcomenudistas y toda laya de delincuentes, prestos a lo que les ordenara su patrono. Con personas tan finísimas, la fortuna no permitió que hubiera muertos en las oficinas de la Comisión electoral.

La innovada “democracia” coceista sorprende. Antes de que sus simpatizantes llevaran sus votos a las casillas, recibían de cada uno de los 4 precandidatos, algunos billetes, utensilios para el hogar, etc. Pero ni así terminó bien la elección interna.

Aunque los 6 ex presidentes municipales que integran la comisión electoral, saben que gane quien gane les tocara su tajada del presupuesto, surgieron las inconformidades. Roberto, Leopoldo, Mariano Santaana y Alberto Reyna Figueroa, aceptaron, pero Héctor Sánchez López y Saúl Vicente Vásquez dijeron no. Y se armó el zipi zape.