CUANDO en las mesas de negociación para la sucesión gubernamental surge el espectro de las traiciones, vale recordar que la historia de la política es también la interminable relación de las traiciones humanas. Han escrito: París siempre ha valido una misa y Hitler no tuvo empacho en firmar un pacto con Stalin semanas antes de lanzarse sobre Polonia.

PARA situarnos en nuestra política ramplona, vale recordar las sucesivas traiciones y chanchullos que mantienen vigente a uno de los priistas más veteranos y mañosos. Gracias a sus arterías es hoy, por enésima ocasión, diputado federal. Me refiero a CÁNDIDO VITÁLICO COHETO MARTÍNEZ, traidor del propio PRI, el partido que le ha dado fama y fortuna. Les cuento.

CANDIDO, de tantas veces diputado local y federal del PRI en el distrito de Tlacolula que abarca la Sierra Juárez, se alzó como cacique incuestionable. Cuando no era él le permitían designar al abanderado tricolor. Así consolido su cacicazgo y fortuna hasta que, gracias a las coaliciones de otros partidos, el PRI dejó de avasallar.

DESPUÉS de perder con el mismo Cándido, el tricolor entendió la necesidad de hacer a un lado los cacicazgos. En 2012 hizo candidato a un joven, OMAR ACEVEDO. El viejo cacique se enfureció y puso toda su influencia y su dinero para hacer perder al PRI, partido que le dio tanto poder y dinero.

PARA cometer su felonía se confabuló con EVA DIEGO, otra priista renegada. Esta dama fue diputada local del PRI y suplente del legislador federal HERIBERTO AMBROSIO y quería ser candidata propietaria. Cuando le dijeron que no, asestó a su partido original la puñalada de la traición. Conspiraron CÁNDIDO y BENJAMÍN ROBLES para que la priista EVA fuera candidata del PRD y ¡Qué gana! Dicen que el priista Cándido fue grabado comprando votos en el 2012 para el PRD. Su consigna fue: voten contra el candidato OMAR y entregaba de mil a mil 500 pesos a cada cliente político.

COMO todo mafioso, llegó el tiempo en que Cándido cobrara la felonía. El PRI lo volvió a hacer candidato el año pasado y para ganar repitió la misma vileza. Pidió a la diputada perredista EVA ayudarle a ganar como candidato del PRI. Obvio, también recurrió a la compra de votos. Dicen que encareció demasiado el voto, hasta 1,500 pesos a cada sufragante al mostrar la foto de la boleta cruzada. Vale decir que estas arterías de políticos venales, lejos de fomentar el voto libre, envilecen la democracia. En este distrito el padrón rebasa los 200 mil votantes pero CÁNDIDO apenas logró 20 mil votos. Es, entonces, un legislador sin legitimidad. Junto con “mamá Eva” diputada del PRD por el distrito de Santa Lucía, son los octagenarios más longevos del congreso federal y, por lo mismo, ya no tienen ánimos de escuchar al pueblo que dicen representar. Pero allí están.

CON estos primores ganó CÁNDIDO. Hoy, nuevamente insuflado con el fuero y sabedor de que compró el voto, ni el saludo responde a sus electores. Cierto que pagó pero también hizo ofrecimientos y esto es lo que le están exigiendo los pueblos. Que cumpla.